Mar
“La pantera negra no se movió. Sus ojos eran dorados, dorados… Su cuerpo estaba quieto, como suspendido entre la carrera y el salto. Sólo su cola se desplazaba despacio de un lado a otro como una gran cobra, podía notar su brillo mate oscilando en la negrura. Oí un grito agudo, no muy lejos. Junto a mí la hoguera crepitaba. El grito dejó un aroma a hogar, a falda de seda, a vapor de la cena: era mi madre. Un zarpazo rápido me alcanzó, sentí las garras entrando en mi brazo como a cámara lenta, la piel rasgándose muy despacio, la sangre que comenzaba a brotar, el tirón hacia abajo que me hacía caer. Todo el universo y el tiempo se concentraron en ese zarpazo y no existía nada más, sólo las cuatro uñas separando mi piel, sin dimensiones, gigantes o ínfimas, un hecho físico sin más significado. El dolor no apareció hasta mucho más tarde, siglos más tarde. La pantera relajó su cuerpo, se dio media vuelta y se alejó, tranquila. La miré desde el suelo mientras agarraba mi brazo con la otra mano para mitigar el dolor y el calor líquido la empapaba. La piel rasgada en cuatro parecía una sonrisa sangrienta mostrando los dientes por encima de mis pulseras. Pero la vida seguía en mí, mi madre lloró y bendijo a los dioses. Aún tengo la cicatriz con forma de sonrisa mostrando los dientes por encima de mis pulseras, y sueño con los ojos dorados todas las mañanas justo antes de despertar. La pantera negra es desde entonces mi espíritu protector, y esta cicatriz mi fetiche.
Ah, sí, sí, Corto Maltés, así fue... Yo tenía unos siete años. Sucedió en 1904.
Me gusta hacerme llamar Boca Dorada.”
Arundhati Iravan.
Me ha gustado por lo sorprendente del final, y también por la descripción del zarpazo como sensación física; tan vívida, que parece que lo sientes en la piel mientras estás leyendo el relato.
ResponderEliminar¿Y...?
ResponderEliminarBueno, pues a lo de ¿Y...? responderé "¿Y yo qué sé? Sólo fue un impulso" Siento no satisfacer las expectativas finalísticas (véase "sesgo finalístico") del modelo narrativo de "Anónimo". De todas formas me parece que tienes un poco de razón, es verdad.
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