Nacho Kaikías
Había Uno que veía todo LML y se enfadaba muchísimo. Se desesperaba cada vez que LML surgía en una conversación. Alzaba la voz indignado, indignadísimo, con una indignación que nadie ponía en duda y que le hacía subirse por las paredes –como a Fred Astaire, pero sin arte-. Se indignaba porque LML le parecía indignante y no podía evitarlo. Acaparaba las conversaciones y las agotaba a base de frases lapidarias, de esas que se ponen sobre las tumbas o sobre los monumentos para que quede para siempre jamás clarísimo lo que tenía que ser dicho y para que ya a nadie nunca jamás se le ocurra añadir ni una sola palabra sobre lo ya dicho.
Es verdad que perdía un poco los papeles con sus diatribas, aunque lo justificaba por lo indignante que llegaba a ser siempre LML. Escribió artículos en los periódicos, libros enteros, produjo películas, dio conferencias, creó hasta una asociación para la gente que, como él, no soportaba LML, con su espacio en Internet y todo, y así fue como acabó relacionándose sólo con gente como él, dedicadas plenamente a LML.
Con tantas energías empleadas en indignarse contra LML, apenas disponía de las pocas que le sobraban para disfrutar de LBN. El espacio mental que ocupaban todas sus poderosas razones para indignarse contra LML, apenas dejaban un pequeño y apartado rincón para LBN y el tiempo destinado a estar profundamente indignado con LML fue consumiendo el de su propia vida, por lo que apenas disponía de un corto e incierto futuro para LBN, lo que acabó por hacerle reflexionar.
Puesto que Uno podía elegir –menudo poder- entre LML y LBN, así lo hizo y tomó la decisión de fijarse más en LBN, dejando un poco de lado LML. No cambió de repente, claro, porque en todo lo relacionado con la costumbre los humanos no caminamos, nos arrastramos como gusanos y tropezamos cuando dudamos, pero a medida que su interés fue inclinándose por LBN, a pesar de LML, y en la misma proporción en que fue destinando sus energías a LBN, a pesar de LML y, aunque parezca mentira, del mismo modo que su tiempo lo iba pasando cada vez más y más con LBN, a pesar de LML, como no podía ser de otra manera, su vida fue cambiando paulatinamente de LML a LBN.
LO NUEVO SI VIEJO, DOS VECES VIEJO
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En cada cultura y en cada época hay palabras que gozan de más prestigio que
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el...
Hace 9 años
Con lo que se demuestra que ser apocalíptico o integrado, LML o LBN, lejos de ser una disyuntiva, es en realidad las dos caras de una misma moneda:el privilegio de las clases medias. Salud, Ramón.
ResponderEliminarNo sé si estoy totalmente de acuerdo con la apreciación de Ramón acerca de la relación entre LML, LBN y el privilegio de las clases medias; pero lo cierto es que acabo de leer tu relato y me ha sorprendido. Y de qué manera...
ResponderEliminarEstoy de acuerdo en cuanto a las dos caras de una misma moneda,pero no creo que sea privilegio de ninguna clase social.
ResponderEliminarEl relato me parece original, positivo, optimista...Felicidades.
Salud, Kaikías! Me encanta que vuelvas a aparecer,
ResponderEliminarMargarita