Es difícil de creer, pero fue un cambio rápido, de golpe, en un abrir y cerrar de ojos. Al principio, tenía una hoja larga y limpia, y un puño y un brazo y un pecho henchido sobre el que se alzaba una cabeza de pelo encrespado. Pero eso fue al principio, durante unos segundos que parecieron hacer eternos la respiración de la olla y el goteo del grifo en el fregadero; luego, de golpe, en un abrir y cerrar de ojos, sesgó el aire al encuentro del grito. Ahora ya no tenía el puño, ni el brazo, ni el rostro afilado con barba de unos días; ahora tenía la hoja sucia y hundida, y la empuñadura al aire, entre dos pechos pequeños, redondos, todavía duros, a un palmo de una melena negra desparramada por el suelo y de un bonito lunar en una mejilla carnosa, cada vez más pálida. Es difícil de creer; lo sé. Pero fue así, tal y como os lo cuento, mientras del patio llegaban los ecos de las charlas de los tendales: un cambio rápido, de golpe, en un abrir y cerrar de ojos, como por arte de magia.
Ricardo Uriarte
LO NUEVO SI VIEJO, DOS VECES VIEJO
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En cada cultura y en cada época hay palabras que gozan de más prestigio que
otras. Estas palabras selectas tienen un gran carisma. Por un lado, poseen
el...
Hace 10 años
Me gusta porque es la narración de un hecho a base sólo de sensaciones, percepciones de los sentidos: vista y oído, vista y oído. Sin ninguna consideración de otro tipo, sólo eso y la sucesión rápida de los momentos decisivos superpuesta a la lenta y constante de los sonidos cotidianos. Esa forma de crear un entorno que nos hace a los lectores poner lo que falta, en este caso los sentimientos, la indignación o el miedo, y por lo tanto tenemos que sentirlo nosotros directamente...
ResponderEliminarMe encanta, Ricardo Uriarte.